Está por finalizar el primer mes de este Año, aunque para la Cultura China recién en unos días un año nuevo comenzará.
Son muchos los calendarios y las tradiciones y muchas las formas que aprendemos sobre el percibir y degustar nuestro entorno.
Tiene que ver con nuestros órganos de los sentidos y de cómo hemos sido criados. Aprendemos por instinto, por observación, por instrucción.
Muchas de esas formas de "percibir el mundo" son condicionamientos que tenemos desde niños. Y pasan tan desapercibidos, porque como hábitos, se han incrustado hasta los tuétanos. Nos enseñan a ver, a oler, a probar; aprendemos a rechazar o aceptar un alimento, un aroma, una textura. Y "aprendemos" a escuchar al otro y su criterio, sea éste otro la voz de un adulto cuidador, de un comercial, de un experto. Y esas voces acallan la interna, y entonces dejamos de escuchar...nos.
Y disminuimos paulatinamente nuestra capacidad de confiar en nuestros recursos internos, en nuestras percepciones, en nuestro sentir. Y tememos la pérdida, la insatisfacción y nos abarrotamos de todo...porque más es mejor. Y comenzamos a buscar más emociones, más sabores, más olores y más. En el menor tiempo posible y generalmente afuera.
Y entonces ahí fácilmente caemos en una trampa muy peligrosa, la trampa de lo automático. En diferentes situaciones. Y particularmente en salud, lo automático no sirve.
Han visto personas que sentadas a la mesa sin probar los alimentos, añaden más sal? más salsas ? o personas que comen vorazmente...tal vez con más hambre emocional que física? O personas que consumen los alimentos muy fríos o en exceso calientes? y rápido?
Tal vez para ellas el sencillo y pleno acto de degustar no es importante. Consumen en automático, sin escucharse. Algo se enredó en su camino y alguna voz fue acallada. Algún sentir tal vez?
Tal vez degustar, no cabe en un mundo cada vez más ruidoso, afanado y agitado. Sin embargo nuestro cuerpo está diseñado para que percibamos en forma diferencial, la variedad de aromas, sabores, texturas, entre otros. El afán de consumo no sólo de alimentos, está deteriorando nuestra capacidad de discernimiento biológico. Y es esa capacidad la que nos ha traído hasta hoy, es la que nos ha permitido saber que es sano y qué no lo es. Es una capacidad que contribuye a vivir en forma equilibrada en nuestro entorno.
El planeta cuenta con más de 5000 plantas comestibles (hierbas, vegetales, frutos) pero en promedio un ser humano consume menos de 50 y si somos más estrictos, la mayoría consume menos de un alimento natural por cada 2-3 procesados, si no lo cree haga un registro de sus alimentos consumidos durante el día anterior y haga el cálculo, se sorprenderá. Esa disminución en la diversidad de aportes nutricionales esta generando unas carencias que difícilmente se compensan con la ingesta de multivitamínicos u otros suplementos procesados, eso sumado a monocultivos e industrialización hacen que nuestro entorno cada vez se prive de diversidad y por ende nosotros nos privemos de diversidad. Y la diversidad biológica es básica para el mantenimiento de las especies, incluyendo la nuestra.
En este mundo de globalización donde fácilmente podemos obtener un producto de territorio antípoda, estamos comiendo menos saludablemente que nuestros ancestros. Consumimos más comestibles que alimentos, consumimos más industrializado que natural. Consumimos productos modificados. Y todo lo que tiene un proceso por regla tiene un aditivo y los aditivos son ALTAMENTE ADICTIVOS.
No es de sorprendernos entonces que a la larga prefiramos el comestible versus la fruta. ¿Ha visto la proporción del área que ocupan los alimentos procesados respecto de los no procesados en un supermercado o tienda de barrio?
Otrora para hacer unas galletas se necesitaba un poco de harina, unos huevos, agua, tal vez leche y fruta; hoy día si miramos los ingredientes de cualquier galleta industrial no bajan de 7, e incluyen benzoatos, potenciadores de sabor como el glutamato monosódico, sabor y color "parecidos" al natural, sendas cantidades de azúcar y sal. Como se fabrican en serie, tienen que conservarse mucho tiempo para que el industrial no pierda.
Los aditivos no están diseñados para favorecer nuestra salud sino para evitar las pérdidas en la industria de los alimentos.
Tener de todo y todo el tiempo, más que favorecer la salud la perjudica, por algo existen los alimentos de cosecha, y la variedad que tenemos en nuestro territorio, cada vez menor por desuso y asuntos de demanda, tiene su razón de ser. Hemos de cultivar el hábito de un consumo responsable, del gozo de la palatabilidad desde el vientre, de la importancia del Sentir, de la autonomía en el Sanar.
Le invito a que en su próxima ingesta, observe bien qué va a consumir, que lo huela, que lo saboree, degustando plenamente y sintiendo su efecto al ingresar a su cuerpo, al digerirlo. Así aplicando la máxima de Hipócrates, estará usted consumiendo una excelente medicina.
C ON S U L T A _ M É D I C A _ INTEGRAL
Adriana Marcela Sánchez Otero
Salud Integral Preventiva y Biopsicogenealogía / Terapia Coramai ©
Médica Cirujana Universidad Nacional
Vivir desde el Corazón: Sentir y Crear Vínculos Amorosos, Cuidado Mutuo, Reciprocidad, Escucha Interior, Presencia, Conciencia Corporal y Sabiduría.
martes, 28 de enero de 2014
miércoles, 15 de enero de 2014
Voz del Cuerpo, del Corazón, del Alma...
“El Cuerpo Grita cuando se ignoran
las necesidades del Alma”
Vivimos cada día tratando de suplir nuestras necesidades, algunas son básicas
como el alimento, el vestido, el
techo y otras no tanto porque
son más deseos que reales necesidades. La tendencia consumista
actual ha fomentado confusión en la
suplencia de las necesidades básicas y las que no lo son, en relación con la
complacencia del deseo y su necesidad de inmediatez.
Nuestro
cuerpo tiene sus necesidades y su no
satisfacción puede desencadenar procesos mórbidos. Por ejemplo, la necesidad
de líquido y alimento
ha de ser suplida en forma adecuada y oportuna pues la deshidratación y
la desnutrición son promotoras de enfermedad.
El no saber discernir entre un
alimento propicio y otro que no
lo es o privilegiar una dieta con abundantes comestibles industrializados sobre alimentos naturales puede desencadenar patologías como la avitaminosis, la obesidad, el cáncer.
A nivel
físico se expresa aquello que no hemos manifestado emocional,
mental o espiritualmente. Por ello es importante
escuchar nuestro cuerpo, darle espacio a su Voz; escucharle en el susurro o el leve
quejido, no ignorar los síntomas de desequilibrio y así no llegar al estruendoso
grito
de la enfermedad.
Ser saludable y
vivir feliz es parte importante del bienestar y requiere una
escucha multivocal.
Escuchar nuestro cuerpo,
escuchar sus múltiples voces, emanadas de cada órgano, de cada
célula, del Alma misma, esencia vital
del Ser que Somos. La vida así puede expresar bellas armonías o enfermizos
desacordes.
Ser conscientes
de la importancia de la satisfacción de
las necesidades verdaderas, no
confundirlas con deseos y buscar trascenderlas,
hace que aumentemos la habilidad
de elegir lo que realmente necesitamos. Y eso no
solo con respecto a las
necesidades del cuerpo sino con las del corazón e incluso con las del Alma. Tenemos necesidades en diferentes niveles y prioridades, discernir sobre las mismas y
aplicar la libertad de elección, nos
permite pasar del Yo necesito al Yo prefiero y desde ahí nutrir el Alma.
Desde lo
biológico tenemos unas necesidades a
suplir para el cuerpo, desde lo emocional y mental también. Como seres en continua observación y cuido
hemos de procurar espacios propicios donde podamos escuchar nuestras voces y
las voces de otros, voces de Cuerpos, voces de Corazones, voces de Almas y
así propender por Sanos vínculos y
relacionamientos, libertad en la expresión del Ser en cada Uno, comprender y asumir nuestras responsabilidades y derechos, tejer
sociedad solidaria y saludable, vivir en plenitud.
Qué necesita entonces
el Alma?
Que vivamos desde
sus cualidades, con coherencia, alineados cuerpo, mente y corazón.
Que vivamos con Libertad,
Dignidad, Veracidad, Responsabilidad, Serenidad. Que Vivamos desde el Amor, que
nos conduce a todas las otras. Desde un Amor “rizómico”(1),
continuamente en expansión horizontal,
en una maravillosa danza de
horizontalidad de corazones.
Sin embargo
actualmente como humanidad no escuchamos
su voz, su canto y vivimos estas cualidades del Alma como necesidades, como carencia, como ausencia.
Cuando trascendamos
dichas necesidades y las vivamos como realmente son, solo entonces, estaremos
realmente Viviendo desde el Corazón, Viviendo una Nueva Humanidad.
Seres Humanos
compartiendo quienes somos y escuchando
la Voz del Alma porque hemos escuchado la Voz del Corazón a través de
nuestros cuerpos y vínculos con toda la
Gente con la que cohabitamos este
hermoso planeta.
Seres Humanos que
a través de nuestras voces y roles,
Danzamos al Amor, Danzamos a la Vida, Cocreando
Humanidad. Por eso mi Labor, por eso mi Voz, por
eso Mi canto (2):
“Escrito está en el Cuerpo, Fluir lo dejaré.
Escrito está en
Mi Cuerpo, Lo liberaré.
Suelto con
mi Voz, Suelto con
mi Rol
Suelto con mi
Danza, Suelto con Amor…”
(1) Rizomas tallos subterráneos
que crecen horizontalmente, con múltiples yemas de donde surgen raíces y
brotes. Cada año renovando una
parte de sí y en virtud a su forma de crecimiento, abarcan un gran territorio.
(2)
Escrito está en el Cuerpo. Cantos
de Luna. © 2013
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