Cada año se conmemora el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina para sensibilizarnos sobre una práctica tradicional que es una Violación a los Derechos de las Niñas y las Mujeres y conlleva grave riesgo para su salud.
La Mutilación Genital Femenina (MGF), refleja desigualdad entre sexos y constituye una forma extrema de discriminación hacia la mujer. Se violan los Derechos Humanos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles o degradantes, el derecho al disfrute y el derecho a la vida cuando su práctica lleva a la muerte.
Más de 28 países -la mayoría africanos- mantienen esta práctica. Más de 140 millones de niñas y mujeres han sido afectadas. Según UNICEF cada año más de 3 millones de niñas son sometidas a esta inhumana práctica.
Se considera mutilación genital femenina todo procedimiento que consista en la ablación parcial o total de los genitales externos femeninos o la lesión de los órganos genitales femeninos que no sea por razones médicas.
La OMS clasifica la mutilación genital femenina en cuatro tipos principales:
• CLITORIDECTOMÍA: resección parcial o total del clítoris (órgano pequeño, sensible y eréctil de los genitales femeninos) y, en casos muy infrecuentes, solo del prepucio (pliegue de piel que rodea el clítoris).
• ESCISIÓN: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores.
• INFIBULACIÓN: estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.
• Otros: todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.
La mutilación genital femenina NO TIENE NINGÚN BENEFICIO PARA LA SALUD, por el contrario está asociada a corto y largo plazo a riesgos para la salud física, mental y sexual, y el bienestar de quienes la padecen. Genera complicaciones inmediatas tales como dolor intenso, hemorragia, retención de orina, infección, heridas abiertas en la región genital y lesiones de los tejidos genitales vecinos; y consecuencias a largo plazo como infecciones urinarias recurrentes, cicatriz queloide, menstruaciones dolorosas, quistes, esterilidad, aumento del riesgo de complicaciones del parto y muerte del recién nacido, aumento de riesgo de VIH-SIDA y otras infecciones.
A veces es necesario realizar una intervención quirúrgica para permitir las relaciones sexuales y el parto cuando el procedimiento de sellado o estrechamiento de la abertura vaginal ha sido extremo. En algunos sitios luego del matrimonio, es el esposo quien “corta” la entrada vaginal para penetrar a su esposa. En ocasiones se cierra nuevamente después de haber dado a luz, con lo que la mujer se ve sometida a aperturas y cierres sucesivos, aumentándose los riesgos.
Es una práctica que pasando de generación en generación, es realizada generalmente entre la lactancia y la pubertad. Es una costumbre sociocultural arraigada en la falsa creencia de que una mujer que no tenga ablación de genitales es impura, sucia y no está preparada para el matrimonio, que la ablación evita la infidelidad femenina.
Tradicionalmente la abuela o una comadrona es quien realiza la práctica – en forma rudimentaria-, sin embargo es preocupante encontrar que actualmente un 18% de los casos -cifra que va en aumento- es realizada por personal de salud, lo cual la tiende a legitimar y promover. Hay prohibiciones al respecto pero se argumentan razones de índole cultural y religioso. Cabe aclarar que el Islam prohíbe dicha práctica y que en ningún texto sagrado se menciona.
Erradicar los prejuicios que mantienen esta práctica y la MGF es una labor de todos.
Desde 1997 –liderado por la OMS- se han hecho grandes esfuerzos para luchar contra la MGF a través de la investigación, del trabajo con las comunidades y del cambio de las políticas públicas. Se busca una participación internacional cada vez más amplia, la creación de resoluciones que condenen ésta práctica -tanto en los países africanos como en los estados donde los inmigrantes reproducen la MGF- y la penalización de la misma.
La Asamblea Mundial de Salud en mayo 24 de 2008 adoptó la Resolución WHA61.16 sobre la eliminación de la MGF, en la que insta a todos los estados miembros a acelerar las acciones hacia la eliminación de MGF, la promoción de la educación, la equidad de género y el empoderamiento de la mujer; asegurar legislación protectora hacia niñas y mujeres, reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna y la salud sexual y reproductiva, reforzar los servicios de apoyo sicosocial la mujer y contribuir así con los Objetivos del Milenio.
La MGF es una práctica patriarcal cuyo objetivo es despojar a la mujer del Derecho al Placer, derecho divino e innato de poseer un órgano exclusivo para el placer sexual como lo es el clítoris y sus estructuras protectoras (labios). Pasar de una estructura natural y sana -que se abre y cierra con los ciclos de vida - a una cicatriz con un mínimo orificio para orinar y menstruar, generadora de dolor y potencialmente mortal, es un crimen de lesa humanidad.
En nuestro país se han generado campañas y acciones preventivas al respecto. La comunidad Emberá Chami en Risaralda y sur del Chocó se ha comprometido en abolir ésta práctica.
Reitero… Erradicar los prejuicios que mantienen esta práctica y la MGF misma, es una labor de todxs.
Resolución WHA61.16 Asamblea Mundial de Salud 2008
OMS
Waris Dirie activista contra la MGF, de origen somalí y sometida a ésta práctica a la edad de 3 años, fue la primerar mujer que dió voz pública a ésta violentación hacia la mujer, narrò su historia en el libro Flor del Desierto -posteriormente adaptado a cine- y fue Embajadora de la ONU. También escribió Niñas del Desierto sobre la MGF en niñas y mujeres de países europeos.