Estamos próximos a concluir este desafiante año.
No recuerdo cuando fue la primera vez que soplé un diente de león pero si la sensación de vuelo y ligereza. Dispersar cada segmento con mi aliento, ver como las semillas bailaban y se posaban.
Hoy día se, que hay un anillo de fluido recirculante encima de la semilla, un vórtice que le permite maximizar su carga aerodinámica, pasando el aire por encima, por debajo y entre sus filamentos y que retrasa el descenso de cada semilla permitiéndole recorrer una gran distancia.
Tengo mis días de soplar y otros de simplemente observar. Y reflexionar.
Preparémonos para un buen cierre de año y un nuevo gran ciclo.
Aprovechemos las circunstancias, aprendiendo y disfrutando cada día y haciendo el mejor vuelo posible.
Preparemos el paracaídas para aterrizar en un 2022 con nuevas oportunidades de aprendizaje y gozo.
Feliz vuelo para todos
Adriana Marcela